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Abimelec, quien todavía no se había acercado a ella, dijo:

—SEÑOR, ¿acaso has de matar a la gente inocente? ¿Acaso no me dijo él: “Ella es mi hermana”, y ella también dijo: “Él es mi hermano”? Con integridad de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto.

Dios le dijo en sueños:

—Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto. Yo también te detuve de pecar contra mí, y no te permití que la tocaras.

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